El imperio ataca Hibernalia
Caminar bajo una intensa nevada es realmente agotador. Si ya de por sí ir de un lado a otro sin más ayuda que mis propios pies, tener que lidiar además con un clima tan extremo y que dificulta las cosas al máximo es... como si estuviera caminando por el mismísimo Oblivion. Sigo inmerso en mis pensamientos acerca de la Academia, de Hibernalia, el largo viaje que llevaba a mis espaldas, los amigos caídos y, de nuevo, escucho en la lejanía el, ya habitual, sonido del combate.